Un amanecer sin el usual ruido de cada mañana, unos autos que no desarrollan el ruido de siempre, una brisa que lleva su camino sin obstáculos y el eco de cada animal que nos dicen que aún hay vida. Estas son ahora las mañana de algunos de los seres humanos desde que el Coronavirus o Covid-19 se adueñó de nuestros pensamientos, miedos, confusión y ante todo nuestra vulnerabilidad.
Muchos nos preguntamos que hemos hecho para merecer esto, buscamos respuestas en la religión, la ciencia y hasta en la profecía, y no logramos entender el porqué, solo nos ha quedado esperar, y una espera que se ha vuelto eterna y muchas veces sin respuesta.
El desconocimiento es nuestro peor enemigo, no sabemos a lo que nos enfrentamos y la ignorancia se adueña de nuestro cuerpo, es que no sabemos qué hacer. Solo escuchamos a nuestros líderes y te das cuenta que no sabes quién está más perdido con este asunto, si ellos o nosotros.
Nunca imaginamos que los libros de historia llegaran a tomar vida con esta enfermedad, recuerdo cuando nuestras profesoras nos hablaban de las Pandemias del pasado, y nunca se nos pasó por la mente que esta generación iba a vivir una situación como esta. (Aquí cabe decir que el mundo da muchas vueltas). Lo único que le faltó a los libros y que hubiese sido lo más importante, es cómo combatir si llegáramos a pasar por algo similar. Pero como que se hizo tarde.
Esta generación, con mucha tecnología y con hombres que van al espacio, no saben cómo combatir este enemigo que ya está ganando este juego. Pues sí, para mí es como un juego, unos ganan y otros pierden y aun no existe un intermediario. Solo nos queda esperar y cuidarnos.
Todo pasa, de eso estoy segura.
