El poder de aceptar y cambiar

0
40

Pase toda la noche sin poder cerrar los ojos, daba vueltas y vueltas alrededor de la cama, veía el reloj cada 5min y nada que avanzaba la hora, era una noche atípica, sentía que mi cuerpo y alma me querían decir algo pero no lograba descifrar que era. Una vez más me obligue a dormir.

El insomnio me  ganó, me levanté fui hasta la cocina y me hice una taza de café, me decía a mí misma, “esto no te ayudará”, ni modo, dos tazas de café fueron mis compañeros para presenciar el hermoso amanecer.

Esta vez mi corazón no hablaba, mi mente se apoderó de mí, y tras que pasaban los minutos se me venían imágenes y palabras que no quería escuchar y ni aceptar.  Me dije, ¿Qué he hecho? Porque me sentía tan desorientada emocionalmente, fueron mis preguntas.

Luego pensé que necesita hablar con la niña que llevo dentro, era una urgencia conectarme con mi alma para poder encontrar una respuesta a mis lágrimas. Y así fue como comenzaron a llegar más preguntas.

A veces perdemos la esencia de nuestro ser, ¿Por qué la perdemos? ¿Por qué adoptamos ideas, cosas, costumbres que no va nuestra alma? ¿Cuál es el objetivo? ¿Qué ganamos aceptando cosas que no nos definen? Fuimos creadas para ser feliz con nuestro YO, pero nos cegamos muy fácilmente, nos sentimos derrotadas pero jamás vencidas.

De un suspiro profundo y prolongado, llego lo que más temía aceptar, HAY PERSONAS QUE SE VUELVEN TOXICAS EN NUESTRAS VIDAS. Wow! Lo dije, me sentí tan bien pero a la vez las lágrimas no dejaban de correr por mi rostro. Me di cuenta que  acepte lo que no quería ver y me costó, costo gritos, malas miradas, palabras hirientes, desaires y mi autoestima.

Logré conectarme con esa niña soñadora que había perdido por una relación de imagen, de imaginar que dejando todo por estar con él, deje mí ser por ser de él, de saber que yo ya no existía, existía él. Que equivocada estaba, no paraba de lamentarme y de recriminarme.

No fue fácil salir de eso hoyo podrido, pero me arme de valor y me quise más de lo que esa persona decía amarme. Sabía que el camino iba estar repleto de obstáculo, lágrimas, resbalones y dolor. Pero tenía muy claro que no quería seguir viviendo esa historia. Busque ayuda de mis seres queridos que yo misma había alejado, ellos serían mi mejor medicina, seres humanos que te apoyan, aman y no juzgan.

Decidí que llegó el momento de arreglar mi alma, de volver hacer esa chica soñadora, luchadora, y ante todo amante de la libertad de ser y no de esconder.  Porque si es cierto nunca es tarde para ser feliz, esta vida es de decisión y YO decidí sonreírle, hacer de ella una fiesta de carcajadas. Solo tenemos una y hay que vivirla para UNO y no por los DEMÁS.