Con su peculiar peinado de trenza decorados con flores, sus cejas gruesas y un bigote no tan pronunciado pero que la hacía lucir diferente a muchas mujeres de su época, son algunas de las características más resaltantes de la famosa pintura mexicana Frida Kahlo.
Hablar de esta mujer es definirla como valiente, sentía un amor propio inmenso y fue una luchadora incansable, día a día era un nuevo reto para ella. No gozaba de una belleza deslumbrante pero su personalidad y su apariencia física reflejaban lo hermosa y natural que era interior y exteriormente.
Kahlo desde muy pequeña sabía el significado de lucha, pues a los 6 años contrajo poliomielitis (enfermedad que ataca la médula espinal y provoca atrofia muscular y parálisis), quedándose postrada en cama por 9 meses. Tiempo después sufrió un terrible accidente, camino a la universidad, el autobús que la llevaba chocó con un tranvía, incidente que el dejo con graves fracturas en la columna vertebral y la pelvis. En lo que le resto de vida tuvo que vivir con un corsé, a consecuencia del incidente. Estaba a menudo en el hospital y llegó a pasar por 32 operaciones quirúrgicas.
A raíz de sus múltiples operaciones sus padres le regalaron herramientas para pintar, siendo su objetivo principal el de que su hija despejara la mente, le despertaron sin saber el interés por la pintura. Al principio solo lo hacía para entretenerse mientras seguía en cama, pero luego se dio cuenta que no era solo un hobby, se había convertido en una parte importante de su vida.
Ella no se permitía llorar por su condición, llena de lucha y amor propio salió adelante sin ninguna excusa.
El pintar para ella se volvió un escape a sus sentimientos, en cada cuadro se pintaba ella misma, se amaba tanto que se sentía perfecta y lo plasmaba en cada cuadro.
Cada lienzo que creaba reflejaba su vida, sus altos y bajos, momentos que la marcaron de por vida. El rostro que ella misma se dibujaba plasmaba la serenidad, seguridad, amor y la lucha que en ella vivía.
El amor también se convirtió en un dolor para su alma, enamorada de Diego Rivera 20 años mayor que ella. Una relación llena de infidelidades de parte de cada uno, hizo que su estabilidad emocional fuera una montaña rusa.
Frida fue una mujer decidida, con un don de crear historias plasmadas en cuadros hermosos, luchadora por la feminidad y por su amor propio, una dama que aprendió desde muy pequeña que la vida la ganan los valientes.